miércoles, 11 de abril de 2012

Un poco de mí

Una mañana del 06 de Noviembre nací en una clínica limeña, la primogénita de una joven pareja con mas de diez años de relación quienes lucharon por concebirme.
Poco a poco fui creciendo y aprendiendo muchas cosas, según mi madre era como una esponjita, porque absorbía todo lo que me transmitían, de ojos grandes y cejas pobladas, la pequeña Atenitas empezó a dar sus primeros pasos y a balbucear palabras entre babas.

Entré al nido sabiendo los colores, las formas geométricas y algunas capitales del mundo, mi mamá es profesora, la mejor profesora y desde luego mi  favorita de por vida. Cuando estaba en el nido me quisieron adelantar de año, ir defrente a primer grado seguramente sería un gran reto, pero mis papás no quisieron que lo asumiera porque era muy tímida y aunque se ahorraran las mensualidades, los daños e inestabilidades psicológicas vendrían después según mi psicóloga de esa época.

Llegué a primaria, todo fue genial, quemé mis etapas con niños de mi edad, a mi ritmo, como siempre a mi manera. Las notas nunca le preocuparon a mi padres, desde pequeña se me había fomentado el hábito del estudio y aunque siempre rebelde cumplía con mis deberes y porsupuesto las notas reflejaban todo, las diplomas y felicitaciones ahogan a mi mamá. Mi infancia fue marcada por el divorcio de mis padres, las notas bajaron, la depresión se quiso apoderar de mí, en esa época no comprendía muchas cosas, tenía ocho años solo quería a mis padres juntos, sin entender que a veces las cosas simplemente ya no van, como todo nada que no se pueda superar con mucha atención y amor.

Secundaria, un mundo de locos, un nuevo colegio, nuevas metas y conocimientos, ya más grande e independiente conociendo otras realidades y problemas, formando las ahora viejas y verdaderas amistades. Concursos, actuaciones y campeonatos, en todos estaba yo como una de las cabecillas del salón, se paso rápido, en un abrir y cerrar de ojos terminé la secundaria con un inolvidable viaje en el cual terminé castigada el día de discoteca por seguir a la manada en ciertas travesuras del momento, nada extremo pero indisciplina al final. Terminé el colegio queriendo ser veterinaria, siempre amé los animales.

El momento de la verdad llegó, estuve en la pre de la UNALM, literalmente me traumaticé con tantas ciencias, después de un test vocacional me orienté a la fotografía, ya había querido seguir esto pero mis padres no querían, me decían lo tomé como un hobbie; después de convencerlos ingresé a la UPC para seguir Comunicación Audiovisual y Medios Interactivos, todo estaba listo y genial pero como siempre algo falló y no pude seguir ahí, ya tenía 18 años decidí trabajar, caí en Kfc Morelli, me entero del convenio con iSIL, indago y me doy con la sorpresa que tenían una carrera similar, así sin querer queriendo llegué a Comunicación Integral, desde luego me encantó. Después de cinco ciclos de risas, fiestas, juegos, logros y uno que otro jalado puedo decir que vivo enamorada de mi carrera, pienso especializarme en Audiovisuales o Fotografía y estoy convencida lo haré extraordinariamente bien, ¡con fe!

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